Cómo cumplir con tus objetivos cuando te sientes desbordado

Al iniciar un nuevo Año, en general, todos lo hacemos con la ilusión por haber proyectado nuevos retos. La realidad demuestra que sólo un porcentaje muy pequeño llegan a cumplirse.

Ponemos tanta ilusión en crear nuestra lista de “intenciones” y deseamos con tanta energía alcanzarlas, que acabamos pasando de la intención a la inacción. Todo por desear ver nuestras acciones ya cumplidas. Nuestra sobre-exigencia, nos lleva a desear que aquello que hemos proyectado para el largo plazo ocurra ya, en un corto plazo.

Querer resolver diferentes actividades al mismo tiempo puede desencadenar en un estado emocional negativo, que nos genera ansiedad, frustración, hace que nos dispersemos y bloqueemos para, finalmente, acabar postergando los temas. Dejar los temas para mañana, nos lleva a la inacción.

En general cuando quieres forzar que las cosas pasen, lo más habitual es que no lo consigas.

De ahí la frase “no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy” y a la que sumaría la frase de Pablo Picasso «Solo deja para mañana lo que estás dispuesto a morir sin haber hecho».

Antes de embarcarnos en esta aventura, deberemos aceptar que cualquier tarea por simple que sea requiere de nuestra atención y tiempo para resolverla con éxito.

Para ello, lo primero es ser conscientes de que no sólo se trata de cómo gestionar el tiempo sino de cómo debemos gestionar nuestras emociones.

Las emociones negativas nos paralizan. Debemos parar y pensar con tranquilidad sin querer forzar que nos temas ocurran sin más. La presión que ejercemos en nosotros mismos para alcanzar todo aquello que nos proponemos, nos puede despertar un estado de ansiedad que no nos permitirá trabajar de forma efectiva. Aparecerán nuestros miedos y bloqueos; miedo a fracasar, a no hacer las cosas bien…

Cuando nos paralizarnos, acostumbramos a buscar tareas que son más fáciles de abordar y que no necesariamente nos acercarán a nuestros objetivos. Las emociones negativas promueven la procrastinación.

La evitación puede parecer una solución a corto plazo, pero luego nos sentimos peor con nosotros mismos. En un primer momento, retrasar las tareas para el día siguiente puede generar un estado de bienestar pero a medida que pasa el tiempo se convierte en un círculo vicioso que lo que provoca es un estado de ansiedad que no nos permite ser productivos. Sabemos que retrasar los temas no es la elección adecuada.

¿Cómo podemos superar un estado emocional negativo?

Todos experimentamos emociones todos los días. Cuando estas son negativas frustración, tristeza, ansiedad, pueden hacernos sentir mal. Para poder cambiar nuestro estado emocional deberemos mantener un diálogo interno y preguntarnos si las tareas que nos planteamos las “deseamos hacer” o las «tenemos que hacer«. Para ello nos podemos preguntar ¿Qué hace que esta tarea sea importante para mi?

  • Trabajar en la autoestima. Aceptar y comprender que nos podemos equivocar.
  • Hacer una pausa y reflexionar. Una buena práctica es realizar algún ejercicio que te permitan aumentar la autoconsciencia de lo que está pasando. ¿Qué me hace retrasar los temas? ¿Qué me detiene? ¿qué me dispersa? (un pequeño paseo, una respiración profunda, mirar por la ventana y observar que ocurre fuera, …) Parar y pensar es necesario, pero no te quedes ahí. “Lánzate” Cuando conectas con una sensación de tranquilidad es más fácil avanzar.
  • Tomar conciencia de tus emociones Tratar de comprender nuestras emociones y no evitarlas. Comprender que sentimientos hay detrás de cada emoción.
  • Positivizar las emociones para evitar retrasar la acción. Por ejemplo, pasar de la frustración a la ilusión de emprender un primer paso.
  • Aceptar que para resolver cualquier tema, hay otras perspectivas. Como decía Albert Einstein “Si quieres obtener resultados diferentes no hagas siempre lo mismo”

No te aferres a un único modo de hacer las cosas. Confía y muestra desapego sobre la forma en que generalmente haces las cosas y el resultado que esperas obtener. Con ello conseguirás separar tus deseos de la forma en que queremos que sucedan las cosas.

  • Confiar en el proceso, porque “Cuando cambias la manera de ver las cosas, las cosas que miras cambian” (W. Dyer)
  • Y sobre todo…, ¡ten paciencia! Aumentar la autoconciencia lleva tiempo.

¿Cómo pasar a la acción y evitar la inacción?

Divide las tareas en otras más pequeñas. Abre el libro que nunca empezaste y lee el primer capítulo, contacta con las personas que están implicadas en aquel proyecto que todavía no has iniciado,…

En una charla escuché que el presidente de Saatchi and Saatchi planteó que para poder aportar nuestra contribución personal de forma eficiente a un mundo mejor, hemos de proponer cada uno de nosotros una pequeña acción (DOT- Do One Thing). La suma de pequeñas acciones de todos, permiten alcanzar grandes logros. Si llevamos esta práctica al tema personal, si conseguimos incluir una pequeña acción en nuestro dia a dia algo que nos ilusiona, que nos apasiona, conseguiremos ser felices y afrontar los temas con mayor efectividad.

Piensa en aquellas pequeñas acciones que te van a acercar al objetivo que te planteas, sin forzar la resolución global.

Empieza a explorar desde el desapego y confía.

Evaluación 360º: La puerta de entrada hacia el liderazgo integral

Las empresas que desean obtener resultados excelentes y sostenibles en el tiempo tienen claro que han de apostar por el desarrollo profesional de sus colaboradores a largo plazo. Ello les permite afrontar procesos de transformación de forma exitosa mejorando su productividad. Saben que su valor más preciado son las personas y por ello requieren su atención especial. Apuestan por su desarrollo profesional y les acompañan en su camino de crecimiento.

La evaluación 360° es una herramienta de apoyo en la gestión de talento, tanto en capacitación como en desarrollo de liderazgo. Ayuda a las empresas a identificar el talento a través de las competencias, habilidades y comportamientos de sus líderes. Para obtener valor de su implementación se llevan a cabo programas de desarrollo tanto individuales como de equipo.

Este tipo de evaluaciones no muestran quién eres sino cómo te muestras ante los demás en el momento actual con tu rol actual y las circunstancias que hoy nos ha tocado vivir a personas y organizaciones. Es una puerta de entrada al desarrollo en la que la persona puede avanzar hacia su máximo potencial.

Los resultados que ofrecen un análisis 360 nos permiten ver: como veo mis competencias de liderazgo, cuáles son mis habilidades y cómo son mis comportamientos. Asimismo lo compara con los resultados de cómo me ven los demás. El impacto que genero no siempre se corresponde con quién soy y la imagen que quiero proyectar.

Aportaciones de la evaluación:

  1. ¿Cuál es mi impacto?, ¿cuál es mi influencia en las personas de mi entorno?
  2. ¿Qué competencias clave y habilidades me definen como líder?
  3. ¿Cuál es mi manera de pensar y cuáles son mis comportamientos?
  4. ¿Qué necesito cambiar para trabajar de forma eficiente y proyectarme como el líder que deseo ser?

Con este estudio se genera consciencia de los comportamientos que tenemos frente a otros y de los que no siempre somos conscientes Un tema es la intención que ponemos en lo que hacemos y otra muy diferente el impacto que realmente generamos.

El líder consciente sabe el impacto que genera y está abierto a explorar aquellas áreas que representan un reto en su camino hacia un liderazgo integral.

La evaluación contempla el impacto que generas con una visión 360º. Empezando por la autoevaluación, cómo me veo yo como líder, y continuando por la percepción bajo la mirada de mi jefe, mis colaterales, mis reportes y otras personas de las que me resulte importante incluir su percepción (ej. Proveedores, clientes clave, un jefe anterior…)

Para conocer de verdad qué habilidades se deben potenciar es importante observarlo desde diferentes perspectivas. Por ejemplo, ¿cómo podemos valorar como es nuestra toma de decisiones, si sólo tenemos presente la visión sobre esta cualidad de nuestro jefe? ¿Cómo valorar nuestra forma de comunicar si sólo tomamos en cuenta la percepción de nuestro propio equipo? …

Parte del éxito del análisis es la elección de tus evaluadores. Es importante hacerlo por tu grado de interacción y pensando en lo que pueden aportar estos evaluadores y abandonando los miedos al qué dirán. Cuando lo inicias de algún modo estás aceptado entrar en un proceso de desarrollo de talento y liderazgo en el que la autenticidad es especialmente valorada. Mostrarse como uno es, incluso ante situaciones difíciles, es clave. Te puede ayudar a reflexionar sobre ¿qué ha llevado a mis evaluadores a percibirme de este modo?

Podemos encontrar perfiles en los que el autoevaluado se subestime o bien otros que se sobreestimen. En estos casos es especialmente importante observar las brechas que existe entre mi visión frente a la de los demás. Para que haya evolución tendrá que existir la aceptación de los resultados antes de iniciar el proceso de desarrollo.

La Confidencialidad del estudio permite evidenciar qué cualidades necesita desarrollar o incorporar la persona bajo la perspectiva de cada evaluador.

¿Qué hacer una vez tenemos el resultado?

Se debe ofrecer un feedback honesto y claro de la mano de un coach profesional para ayudar a crear consciencia de cuáles son aquellas áreas que le van a permitir avanzar. A partir de aquí, ofrecer un proceso de acompañamiento personalizado y adecuado a cada persona en función de sus necesidades, que culminará con un plan de acción que dará continuidad a los aprendizajes en el tiempo. En ocasiones se pueden detectar una necesidad de aprender a delegar, de potenciar las relaciones, de gestionar el conflicto, de reducir autoexigencia, de tomar decisiones de forma eficiente, de crear equipo, de mostrar autenticidad y de ser reconocido como líder.

En el camino se hará frente a aquellos miedos y bloqueos que no te permiten avanzar.

Beneficios de realizar un análisis 360º:

  1. Ser el punto de partida para el desarrollo de nuevas habilidades y comportamientos.
  2. Generar Autoconsciencia – ¿Cómo me perciben las personas con las que colaboro desde los diferentes niveles de relación?, ¿dónde estoy y quién soy como líder y hacia dónde necesito y quiero proyectarme? La calidad y honestidad en el feedback es clave.
  3. Identificar cuáles son mis fortalezas, aquellas competencias que sé potenciar y que me ayudan a ser percibido como un buen líder.
  4. Generar consciencia sobre cuáles son aquellos comportamientos que no me dejan avanzar y tener el impacto esperado.
  5. Abrir oportunidades hacia un nivel superior de desarrollo. Se realiza un plan con las acciones que darán apoyo al crecimiento personal y profesional.

Cuando hay un buen feedback y acompañamiento se consigue crear una excelente plataforma de consciencia y aprendizaje sobre la que construir un plan de desarrollo de talento alineado con los objetivos y estrategias de la organización, empoderando a las personas y a los equipos para alcanzar los mejores resultados.

¿Te animas a vivir la experiencia?