La comparación pone límites a tu mejor versión

Cuando te comparas con otros, pones límites a tu desempeño, interrumpes tu camino hacia el éxito.

Nuestro deseo de ser mejores y alcanzar el éxito, nos lleva a mirar a nuestro alrededor y ver cómo lo han hecho otras personas que son un referente para nosotros. La curiosidad y querer aprender de los demás es sano, siempre que lo hagamos desde nuestras ganas de avanzar y con la consciencia de nuestra realidad y circunstancias.

Cada uno tenemos nuestra propia realidad y nuestras propias circunstancias. Cuando eres nuevo en un trabajo, no puedes esperar tener el mismo conocimiento que las personas que han crecido en la empresa. Aun así, si tu deseo es crecer además de aprender de los demás, te puedes parar a observar que es lo que tú puedes aportar. Si tu preocupación está en pensar que otros lo saben hacer mejor que tú, estarás limitando tu capacidad de aportar valor.

Todos somos únicos. Todos tenemos riqueza y cosas que compartir. Todos tenemos nuestros éxitos y desafíos. También todos tenemos nuestra propia vulnerabilidad.

Si quieres ser feliz, no te compares.

Tómate tu tiempo para valorar qué es lo que necesitas para prosperar. Muéstrate como eres y reflexiona sobre aquello que te hace especial y diferente.

Una realidad que estamos viviendo en este mundo cada vez más digitalizado es que potenciamos la comparación. En las redes sociales compartimos todo aquello que nos genera momentos de bienestar y de éxito. En líneas generales, nadie comparte momentos de tristeza o fracaso.

“Puedes pensar que la hierba es más verde al otro lado. Pero si te tomas el tiempo de regar tu propio jardín, harás que sea igual de verde” (Autor desconocido)

Disfruta de cada cosa que haces y dices y no desvíes tu atención a valorar lo que hacen y dicen los demás. Invierte el tiempo en pensar cuál es tu mejor versión y no destines ese tiempo a compararte con los demás. Tu vida y tus circunstancias son únicas.

¿Qué nos lleva a la comparación?

  • Deseo de mejorar nuestras competencias y habilidades para afrontar las situaciones que se presentan ante nosotros. Para hacerlo, sentimos la necesidad de observar cómo lo hacen otros.
  • Nuestro desconocimiento en un área determinada.
  • Deseo de sentirnos mejor con nosotros mismos.

Este último punto nos puede llevar a la “involución”. Cuando nos falta confianza en nosotros mismos, debemos evitar compararnos con otros que están peor para sentirnos mejor (ej. Está peor preparada que yo, habla peor que yo el inglés, sus resultados han sido peores …)

Todos en ocasiones nos sentimos vulnerables. Compartirlo nos hace sentir mejor y nos más fuertes frente a las situaciones. Cuando la comparación la hacemos desde la falta de confianza en nosotros mismos, no nos va a ayudar, sino todo lo contrario. Estamos poniendo límites a nuestro crecimiento.

Debemos identificar aquellas áreas que nos hacen sentir mal y pensar en el estado ideal que deseamos alcanzar. Por ello es importante pararse y pensar que necesidades tienes a la hora de realizar esta comparación. Si lo que necesitas es inspiración sobre cualidades que debes adquirir, siempre toma como referencia algo que para ti sea superior sin que por ello te reste valor. Se trata de ser consciente de lo que necesitas adquirir para ganar valor y avanzar.

Si de verdad quieres superarte día a día, Invierte el tiempo y el esfuerzo en convertirte en tu mejor versión. La única persona con la que deberías compararte es contigo mismo. Pon el foco en ti y comparte tu luz con los demás. ¿Qué te hace diferencial?

Deja de sabotearte comparándote con otros. Lucha por tus logros y tus éxitos buscando tu mejor versión.

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