conversaciones internas

Tus conversaciones internas; un gran enemigo

En este momento de distanciamiento social, uno de los temas que nos pueden afectar son los diálogos internos, las suposiciones que perjudican nuestras relaciones y hacen que nuestro estado de ánimo esté bajo.

¿Qué son las suposiciones?: Aquellas ideas que creemos ciertas y a partir de la cuáles sacamos conclusiones e incluso tomamos acciones.

¿Cómo aminorar la intensidad de estas conversaciones internas?

El mejor antídoto es sociabilizar y potenciar las relaciones externas. Es fácil explicarlo si bien llevarlo a la práctica en este momento se hace especialmente difícil. Cada uno vive estas circunstancias de modo diferente y en muchas ocasiones con un cierto grado de ansiedad.

Cuando haces suposiciones te dices a ti mismo que algo es verdad cuando no tienes ninguna evidencia de que esto sea así. Actuamos en función de lo que suponemos lo que nos puede llevar a situaciones de confusión y de insatisfacción.

En momentos de incertidumbre como el actual, somos propensos a hacer suposiciones negativas que no nos dejan avanzar. Contaminan nuestros pensamientos y no nos permiten ver con claridad las oportunidades que tenemos frente a nosotros.

Ante situaciones difíciles te dices y desdices antes de actuar llegando a paralizarte y finalmente no hacer nada. Si supongo que mis compañeros están en una situación mejor a la que vivo yo, si les llamo me van a ver como una víctima y no será fácil conectar ya que ellos esperarán también tu comprensión. La energía negativa también se contagia. Si tu jefe te llama para que contactes con él de forma urgente, te pasarán por la cabeza un sinfín de pensamientos. Si no consigues contactar de forma rápida empezarás a poner en duda y cuestionar el tema que desea comentar contigo. ¿Será que me he equivocado en la presentación del proyecto?, o quizás ¿se habrá replanteado aquella promoción que me anunció?, o … La imaginación no tiene límites. El hecho de llenar la cabeza de pensamientos negativos, hace que entremos en “bucle” y nos sintamos mal.

En algún lugar leí que “Tú peor enemigo no puede hacerte tanto daño como tus suposiciones” (Buddha)

Para poder superar y salir de este bloqueo, lo primero que debes hacer es crear consciencia e identificar en qué momento estás haciendo suposiciones, cómo son y de qué magnitud.

A partir de aquí deberás ver cómo puedes hacer que tu cabeza se libere de tanta presión y cambie tu modo de pensar.

La mejor manera para combatir las suposiciones es:

  • Preguntar sobre el tema en cuestión. Si no entiendes algo, pregunta. Solventa todas aquellas dudas que te surjan haciendo preguntas. No quieras darles tú respuesta imaginando lo que dirá la otra parte. En la mayoría de las ocasiones, si permites que sea la otra persona que argumente, te sorprenderás de lo alejado que estabas de la realidad.
  • Evita preguntas con “por qué”. Con esta última generalmente te estás poniendo en juicio y cuestionándote. Ejerces presión sobre ti mismo y generas estrés. Hazte preguntas con “qué” o “cómo”.
  • Mirar el tema desde otra perspectiva. Párate un momento para considerar hasta qué punto es cierto lo que te drena la energía y mira de plantear otra perspectiva. No te tomes nada personal. A lo mejor el tema es más fácil y placentero de lo que piensas.

Miguel Ruiz en su libro de “los 4 acuerdos” para ser feliz, habla de las suposiciones: (Acuerdo 3) “No hagas suposiciones” Ten el coraje de hacer preguntas y expresar lo que realmente quieres. Comunícate con los demás tan claramente como te sea posible para evitar malos entendidos, tristeza y drama. Tan sólo con este acuerdo puedes transformar tu vida por completo”

No te dejes llevar por tus pensamientos. ¡Potencia tus relaciones externas para avanzar!

El legado de un Líder excepcional. ¡Un liderazgo que deja huella!

Con este Post quiero hacer un pequeño homenaje a quien fue mi jefe durante muchos años.

Quiero hablar de él como un líder para mi inspirador, que con sus acciones y actitudes en el día a día hicieron de él un ejemplo a seguir. Tuvo una gran influencia en el modo de hacer y comportarse con las personas de su entorno; círculo del que yo me siento parte.  

Debo decir también, que a lo largo de mi carrera profesional he tenido otros grandes referentes que también han dejado su legado en mi.

El líder al que hago referencia en este post, lo defino como líder visionario que supo gestionar el equipo tomando lo mejor de cada uno de nosotros. Aceptando que él no era el único con respuestas a todos los temas y compartiendo el éxito como fruto de un trabajo de equipo. Empujando cada día a los colaboradores a dar lo mejor y reconociendo la labor y los resultados conseguidos. Erigiéndose así, como el ejemplo a seguir.

Me ha hecho reflexionar mucho sobre las cualidades que lo hacían excepcional. Lo cierto es que han sido muchas.

Un estilo de liderazgo con raíces paternalistas que derivó en un liderazgo creativo altamente eficiente. Por una parte, líder motor que se hizo seguir por su capacidad de motivar al equipo y empoderarlo. Ayudando a crecer a sus colaboradores y permitiendo a que realizasen contribuciones desde sus competencias y aptitudes más evidentes y ayudando a desarrollar aquellas que están menos presentes.

Un trabajo construido desde la base de la confianza. Mostrando su propia vulnerabilidad y aceptando que los errores son palancas de crecimiento para todos. Mostrarnos como somos cada uno abre un espacio de crecimiento tremendo. No hay fronteras. Poder decir las cosas que funcionan bien y las que no sin reproches y juicios es esencial. Él lo hizo, compartió con todo el equipo su vulnerabilidad. Aquello que le preocupaba y que superaba con una ilusión; llevar la empresa a su máximo nivel.

Líder generador de ilusión y pasión para alcanzar la visión común de la empresa de forma alineada y colaborativa.

Líder capaz de generar conexión con los integrantes del equipo y aprovechar las sinergias para caminar juntos hacia esa visión común.

Líder en constante busca de la innovación, de la creatividad, tomando riesgo constante para hacer de su empresa diferencial. Posicionar a la empresa siempre en cabeza y como ejemplo a seguir en su sector, contando con una reputación que se mantiene hoy en día.

Líder también al que le gustaba dar reconocimiento al trabajo bien hecho.

Lo que valoro más de esta persona es su gran nivel de empatía y confianza hacia su equipo. Por circunstancias de vida que ahora no vienen al caso, el Director General de la empresa tuvo que estar ausente en diferentes periodos de tiempo. La confianza que construyó en el equipo y tenerle presente en situaciones de incertidumbre, nos ayudaba a retomar el rumbo. La capacitación, la cohesión y alineación del equipo nos permitió abordar los proyectos con éxito. Por supuesto también con grandes dosis de dedicación, implicación y empeño de las personas que estábamos a su cargo. (Rol del líder ausente).

Esto que relato, me hace pensar en aquella frase que dice “a la empresa no se vienen a hacer amigos”, pero ¡qué grande es trabajar en un círculo de amistad!. La amistad desde mi perspectiva es aquella relación indestructible que te permite relacionarte con asertividad, empatía y honestidad. La amistad te permite establecer un diálogo que apuesta por el entendimiento, construir juntos para alcanzar el logro común. Los lazos que se establecen son tan fuertes que se pueden llevar más allá.

Si bien en todas las vivencias nos encontramos con momentos difíciles y situaciones que no compartimos o comprendemos, como en todo en esta vida, has de saber apreciar lo que sí funciona. Si trabajamos con implicación, ilusión y pasión, aceptando nuestra vulnerabilidad y con ganas de aprender cada día, los resultados sólo pueden ser positivos.

Por esto, para mi es importante hacer este pequeño reconocimiento a una gran gestión. Confianza – Conexión -Cohesión -Colaboración – Creatividad – Alineación – Empatía – Proactividad – Reconocimiento – Diversidad – Agradecimiento

¡Gracias por tener un efecto multiplicador y crear una onda expansiva de pasión!

¡Gracias por estar ahí y ser un gran maestro de vida!