Las cualidades de un liderazgo integral frente a un futuro incierto
El equilibrio de las competencias de liderazgo entre Tarea y Relación es esencial
En los últimos años se ha observado la necesidad de adecuar el estilo de liderazgo hacia un liderazgo más empático y humano para evolucionar de forma eficiente.
El entorno actual, en el que la incertidumbre y la complejidad son una constante, es preciso cambiar nuestro modo de actuar. Son constantes las vivencias que hacen que la situación y necesidades cambien día a día. Lo hemos visto con la pandemia, con el cambio climático y con la transformación digital. Sabemos que están, vemos la necesidad de actuar y a la vez, es difícil proyectar las acciones que nos van a permitir avanzar. El modo de visionar el futuro es muy cambiante. Ya no vale predecir un futuro diseñando un único camino para alcanzarlo.
Un liderazgo creativo ha de sostener un buen equilibrio entre las competencias asociadas a la tarea y las que están asociadas a la relación que generan conexión (Modelo de liderazgo de Leadership Circle).
Las mentes más racionales tienden a trabajar más desde la lógica, planteando una visión con planificación y análisis. Son perfiles más proactivos, a los que puede resultar más fácil tomar decisiones y avanzar. Los perfiles más orientados a las personas saben generar conexión y dedican más tiempo a construir relaciones empáticas que permiten abordar los temas desde la colaboración y aprovechar el talento de todos los integrantes del equipo para avanzar hacia una visión común. Seguro que si exploramos nuestro estilo propio veremos que tenemos un poco de todo y, a la vez, nos podemos dar cuenta de que nuestra balanza entre el logro y la capacidad de relacionarnos, está descompensada. Hemos de tener en cuenta que la fusión de ambos patrones, llevan a un liderazgo creativo e integrador. Por ello deberemos trabajar en potenciar aquellas cualidades que nos van a permitir ese equilibrio y que nos van a abrir nuevas oportunidades de crecimiento. Si sientes que te dejas llevar por el análisis, mira de compartir reflexiones sobre tus observaciones de forma colaborativa.
La combinación de orientación a los resultados con la orientación a las personas nos permite trabajar con un liderazgo efectivo que hace que los resultados sean sostenibles, en el largo plazo.
Hasta hace pocos años, cuando trabajábamos en las variables para nuestros planes futuros, uno de los factores de peso era lo vivido en el pasado. Hoy, en un entorno tan incierto, predecir el futuro es todavía más retador. Debemos desarrollar la capacidad de plantear diversos escenarios que nos permitan retomar el camino con agilidad cuando las circunstancias proyectadas cambien.
Recuerdo una de mis experiencias empresariales en las que el director general quiso plantear un plan a 10 años. Parecía una locura y quizás lo fuera. Ponerse un reto con un fin en mente, es de gran ayuda si trabajas con una mente abierta y con flexibilidad. Si un camino se trunca, debemos estar preparados con otras ideas que nos permitan emprender por un camino alternativo que nos ayude a alcanzar nuestra visión común. Ser conscientes de nuestra vulnerabilidad y estar preparados para equivocarnos y rectificar. En la experiencia comentada, la proyección a tan largo plazo y construida de forma colaborativa, nos permitió reflexionar sobre escenarios diversos y sortear los obstáculos que iban surgiendo.
¿Qué cualidades necesita nuestro liderazgo para proyectar en un futuro incierto?
Por un lado, aquellas asociadas a un buen desempeño y las que nos acercan a las personas. En definitiva, trabajar de forma colaborativa, con capacidad de planificar, ser proactivos, tomar decisiones en tiempo y forma y, a la vez, mostrar nuestra capacidad de relacionarnos con una mente abierta que nos permita ser creativos, conscientes de nuestra vulnerabilidad y saber abrazar el talento colectivo, sin olvidar desarrollar nuestra empatía para generar relaciones generosas que promuevan la conexión y la colaboración.
¿Estás preparado?